Para lograr la elevación perfecta de tu masa de levadura, es esencial crear un ambiente cálido y libre de corrientes de aire. Después de disolver la levadura seca en leche tibia, déjala activar hasta que se vuelva espumosa, lo que generalmente toma alrededor de 5-10 minutos. Este paso confirma que la levadura está viva y lista para hacer su magia. Una vez que mezcles todos los ingredientes y amases la masa, cubre tu tazón con un paño de cocina limpio o plástico para retener el calor y la humedad. Colocar el tazón en un lugar cálido, como cerca de un horno precalentado (pero no demasiado caliente), puede mejorar el proceso de elevación. Idealmente, deja que la masa suba durante aproximadamente una hora o hasta que haya duplicado su tamaño. La hidratación adecuada de tu masa también es igualmente importante, así que asegúrate de que tus líquidos estén a la temperatura correcta, ni demasiado calientes ni fríos, ya que temperaturas extremas pueden matar la levadura, arruinando la elevación.