Si te quedan pastelitos de frambuesa, un almacenamiento adecuado puede ayudar a mantener su delicioso sabor durante días. Para almacenarlos, deja que los pastelitos se enfríen completamente a temperatura ambiente después de hornearlos. Una vez fríos, puedes colocarlos en un recipiente hermético para evitar que se humedezcan. Es mejor guardarlos en el refrigerador, donde pueden mantenerse frescos hasta por 2-3 días. Cuando estés listo para disfrutarlos nuevamente, considera recalentar en el horno a baja temperatura durante unos 5-7 minutos; esto ayudará a restaurar su textura crujiente. Si deseas disfrutar de estos pastelitos más tarde, considera congelarlos antes de hornear. Puedes preparar los pastelitos hasta el punto de hornearlos, luego congelarlos en una bandeja para hornear. Una vez que estén completamente congelados, transfiérelos a un recipiente hermético o bolsa zip-lock, y se pueden conservar hasta por tres meses. Cuando estés listo para hornear, simplemente barniza con huevo y hornea desde congelado; pueden necesitar unos minutos adicionales en el horno, pero obtendrás resultados igualmente deliciosos.