Para mantener tus galletas de arándano frescas y deliciosas, es importante almacenarlas adecuadamente. Una vez que las galletas se hayan enfriado completamente, colócalas en un recipiente hermético. Puedes intercalarlas con papel pergamino para evitar que se peguen. Si vives en un área húmeda, es recomendable agregar una rebanada de pan dentro del recipiente; ayuda a mantener la humedad y evita que tus galletas se sequen. Además, las galletas de arándano se pueden almacenar a temperatura ambiente durante aproximadamente 4-5 días, o puedes extender su vida útil congelándolas. Para congelar, envuelve cada galleta bien en papel plástico o papel de aluminio y colócalas en una bolsa de congelación resellable. Pueden durar hasta tres meses en el congelador. Cuando estés listo para disfrutarlas, simplemente descongélalas a temperatura ambiente o caliéntalas brevemente en el horno para un sabor recién horneado.