Una vez horneadas, las galletas de girasol deben almacenarse en un recipiente hermético para mantener su frescura y textura. Para una calidad óptima, mantenlas a temperatura ambiente durante hasta una semana. Si deseas almacenarlas por más tiempo, considera congelar las galletas. Simplemente colócalas en una sola capa en una bandeja para hornear para congelarlas inicialmente, luego transfiérelas a una bolsa o recipiente apto para el congelador. Pueden almacenarse de esta manera durante hasta tres meses. Cuando estés listo para disfrutarlas, déjalas descongelar a temperatura ambiente. La mermelada puede perder un poco de su textura una vez congelada, pero el delicioso sabor permanecerá intacto, convirtiéndolas en un delicioso regalo incluso después de su almacenamiento.