Lograr un bizcocho húmedo y esponjoso radica tanto en el método de preparación como en los ingredientes. Comienza asegurándote de que tu mantequilla esté a temperatura ambiente, ya que esto permite que se mezcle más eficazmente con el azúcar, creando burbujas de aire que conducen a una textura más ligera. Bate la mantequilla y el azúcar juntos durante aproximadamente tres minutos hasta que la mezcla parezca esponjosa y pálida; este paso es crucial. Al agregar los huevos, es importante mezclar uno a la vez, ya que esto ayuda a incorporar aire en la masa. Además, tamizar tus ingredientes secos, como harina, maicena y polvo de hornear, antes de combinarlos con la mezcla húmeda puede ayudar a prevenir grumos y asegurar una distribución uniforme. Por último, si la masa parece demasiado espesa, no dudes en agregar una o dos cucharadas de leche, lo que mantendrá el pastel húmedo.