Lograr una masa quebrada perfecta requiere algunas técnicas clave. Primero, asegúrate de que tu mantequilla esté muy fría cuando la incorpores a la mezcla de harina; esto ayuda a crear esa textura hojaldrada. Al amasar la masa, manipúlala lo menos posible para evitar el desarrollo de gluten, lo que puede hacer que la masa sea dura. En lugar de mezclar solo hasta que esté suave, busca una textura desmenuzada antes de formar la masa en un disco para enfriar, y siempre déjala reposar en el refrigerador durante al menos 30 minutos; esto permite que el gluten se relaje, resultando en una masa tierna. Al estirarla, intenta mantener un grosor uniforme para asegurar una cocción uniforme, y recuerda hornear en blanco las conchas correctamente para evitar un fondo empapado, permitiendo que se doren bien.