Para mantener la frescura de las tartelettes de cheesecake de albaricoque sobrantes, el almacenamiento adecuado es clave. Después de que se hayan enfriado completamente, colócalas cuidadosamente en un recipiente hermético para protegerlas de la exposición al aire, lo que puede llevar a que se empapen y se estropeen. Es ideal almacenar las tartelettes en el refrigerador, donde pueden mantenerse frescas hasta por tres días. Si anticipas que tendrás sobras por más de un par de días, considera congelarlas en su lugar. Para congelar, coloca las tartelettes enfriadas en una sola capa sobre una bandeja para hornear y congela hasta que estén sólidas, luego transfiérelas a un recipiente apto para congelador o bolsa Ziplock, separando las capas con papel pergamino para evitar que se peguen. Cuando estés listo para disfrutarlas de nuevo, permite que las tartelettes congeladas se descongelen en el refrigerador durante la noche o déjalas a temperatura ambiente durante aproximadamente una hora. Si deseas restaurar algo de la crocancia de la base, puedes recalentar las tartelettes en el horno a 180°C (350°F) durante unos minutos antes de servir. Seguir estas pautas asegura que tus deliciosas tartelettes de cheesecake de albaricoque permanezcan tan deliciosas como cuando se hicieron por primera vez.