Para lograr un hojaldre perfectamente crujiente, es esencial manejarlo con cuidado y mantenerlo frío. Antes de comenzar a preparar el relleno, saca la masa de hojaldre del refrigerador solo el tiempo necesario para que sea manejable, luego devuélvela al refrigerador cuando no esté en uso para mantener una temperatura baja. Al estirarla, utiliza harina para evitar que se pegue, pero evita añadir demasiada, ya que puede alterar la textura. Además, asegúrate de que tu horno esté completamente precalentado antes de hornear, ya que esto ayuda a que las capas de mantequilla en la masa se vaporicen y se levanten, creando esa deseable hojaldrado. Por último, sigue el paso de barnizar con el huevo batido; esto le da a los pastelitos ese acabado dorado mientras también ayuda a que se levanten hermosamente en el horno.